sábado, 28 de junio de 2008

¡Mil veces maldito el reloj que con acupuntura me enferma!




El tiempo es tu tortura cuando estás sentado con su fantasma.

Un día a la vez y el tiempo es una ilusión.

(Qué cool mi reloj del Empire State ; )... )


Teatro de Cristal

Este post es de una rima que hice cinco años atrás. La idea del Teatro de Cristal viene de la concepción que hace tiene mi papá del ajedrez como un teatro de madera, donde todas las piezas forman parte de esta puesta en escena. La foto de arriba es reciente y la pongo porque la foto antigua asociada a la rima está muy mal escaneada y su calidad es horrible. Igual la vieja la pongo al final.

La rima sobre el teatro de cristal aparece en mi cabeza con mucha frecuencia desde que la escribi, pues no puedo dejar de pensar en lo teatrales y dramáticos que somos cuando discutimos, o simplemente con la facilidad con que entramos en desacuerdo. O también cuando pienso en lo filosos que son los pedazos de cristal de las palabras dichas sin pensar.

Por más que pasa el tiempo, este es de los poquísimos pensamientos que aún tienen vigencia en la forma con que pienso ahora pues más bien me lleva a reflexionar cosas nuevas y le encuentro nuevos matices con el tiempo.

Hoy lo leo y me pregunto: ¿Quiero ser el rey que arriezga todo y a todos por su orgullo, o quiero ser el peón que hace lo que puede con lo que se le presenta y al final salva a todo el reinado? ¿Un Rey-peón o un Peón-rey?

Hmmm........


¿En qué reino no hay guerra?

¿En cuál escenario no hay conflicto?

¿Qué conflicto no es teatral?

¿Cuál argumento no es defendido por pequeños soldados de cristal?

¿En qué tablero caben dos reyes?

sábado, 7 de junio de 2008

La Fotografía Digital

Habría que tomar a Platón literalmente y vivir atado en una caverna donde no se pueda ver más que sombras proyectadas por un fuego, para estar en una ciudad y no haber entrado en contacto nunca con una cámara fotográfica digital, o una fotografía digital (o digitalizada).

Y es que la explosión que ha tenido la imagen digital en nuestros tiempos, acorde con nuestra forma hiper-acelerada de vida, ha multiplicado exponencialmente la cantidad y variabilidad de cámaras digitales en el mercado, desde las profesionales de varios miles de dólares, hasta las diminutas cámaras de los teléfonos celulares que en estos momentos son capaces de tomar fotografías de un tamaño que en la primera mitad de los noventas sólo alcanzaban los más sofisticados sistemas de captura digital.

De esta manera se puede apreciar que lo impresionante de esta evolución no está sólo en el desarrollo de la tecnología per se, sino en la velocidad con que lo ha hecho. La cámara digital Kodak modelo DCS 100 que salió a la venta en 1990, costaba 30 000 dólares y era muy inferior en tamaño de la imagen y capacidad de almacenamiento (1.3 megapixeles y 200 mb de memoria rígida) en comparación con las cámaras de teléfonos celulares actuales.

Esta tecnología, como fenómeno social, ha logrado enriquecer nuestro léxico con términos que, aunque muchas personas no comprenden completamente, evocan una idea general de las características deseables en un producto. Esto ha llevado a campañas publicitarias que acuden muchas veces a la deformación del conocimiento para promover sus ventas.

Conceptos como megapixel (Mp), zoom digital o escenas o modos, son utilizados con extrema frecuencia por los(as) clientes y por los (as) vendedores(as) para describir la calidad de la cámara. Siendo, por ejemplo, que los megapixeles describen nada más que el tamaño máximo que puede alcanzar una fotografía tomada por una determinada cámara, y no describe la calidad de las fotografías que es capaz de tomar. Así tenemos que una cámara de 3 Mp podría tomar fotografías de mucha más calidad que una de 8 Mp. Y si embargo, se le vende la idea a los consumidores de que deben actualizar su equipo a penas salga un modelo de más megapixeles, sólo para encontrarnos con personas que poseen cámaras que toman fotografías mucho más grandes de las que jamás vayan si quiera a querer imprimir, si es que las imprimen algún día. Una cámara de 3 Mp es suficiente para imprimir fotografías de ocho por diez pulgadas (una hoja tamaño carta) en una calidad más que aceptable para el o la usuario estándar. Cuatro pulgadas de alto por seis pulgadas de largo es el tamaño de las fotografías que caben en los álbumes comunes.

Existe en la actualidad una impresionante diversidad de modelos que ofrecen los fabricantes para ajustarse a las necesidades de cada usuario aunada al abaratamiento de los costos de producción por el uso de nuevos materiales de altísima seriabilidad. Esto ha logrado que el usuario amateur tenga acceso a cámaras digitales de gama profesional de varios cientos de dólares que hace un par de años eran exclusivas de aquellas personas que disponían varios miles de dólares para invertir en su equipo, quienes básicamente eran fotógrafos financiados por empresas.

Y es que las ventajas de la fotografía digital sobre la convencional (basada en película o film) son la clave de su éxito comercial.

Para empezar, se hace una inversión inicial en el equipo digital (cámara y dispositivos de almacenamiento de información) y esto es suficiente para disfrutar del pasatiempo y de cuando en vez imprimir una que otra foto que nos pareció especialmente atractiva. En la fotografía convencional era necesario invertir dinero en rollos todo el tiempo y pagar por impresiones de fotografías que no escogimos y que en realidad no debieron nunca conocer el papel.

Otra maravilla es el desarrollo de las pantallas de cristal líquido que permiten evaluar con certeza los resultados de la sesión fotográfica, cosa que anteriormente sólo se lograba después de varias horas de revelado en un cuarto oscuro.

La facilidad y la eficiencia en la transmisión de datos, es también uno (si no el más importante) de los factores de impacto en el mundo de la fotografía, pues permite que una imagen con ayuda de la internet, sea vista casi inmediatamente después de tomada por cualquier persona en el mundo; o que una fotografía tomada por un celular sea enviada a otro teléfono con la misma rapidez. Las ventajas que esto representa en el mundo de la publicidad han afectado la concepción misma de eficiencia y, con el desarrollo de nuevos y más sofisticados sistemas de edición de la imagen, también ha cambiado el sentido de calidad entre el público y los profesionales. Es por esto que las empresas rápidamente han preferido este sistema al formato analógico.

Esto ha logrado también que florezca el fotoperiodismo de una manera nunca antes vista, pues se concibe un corresponsal en cualquier persona con una cámara en su mano. Tanto en eventos de la cotidianidad como tragedias como la del 11 de setiembre del 2001, las cámaras digitales de las personas próximas al suceso han producido imágenes que le han dado la vuelta al mundo en cuestión de minutos.

El frenesí de las cámaras digitales ha logrado abrir espacio entre la gente para inocular una forma de arte accesible y sobre todo gratificante. El aprovechamiento de la red de internet, ha mostrado ser muy útil como método para recibir ingresos económicos al existir posibilidades de vender fotografías por medio de páginas del estilo “stock photography”, donde se ofrece un espacio para que cualquier persona (profesional o principiante) promocione su trabajo en forma de fotogalerías en línea.

Estamos entonces en la época de la imagen digital, dónde la fotografía se asienta cada vez con más fuerza en la sociedad como una actividad recreativa al alcance de muchos y con grandes espacios para la expresión artística. La amplia gama de posibilidades, modelos y marcas, requieren de un(a) consumidor(ra) consiente y comprometido(a) a conseguir la cámara que mejor se adapta a sus habilidades fotográficas y a sus necesidades especiales.